La más dulce pena.
Somos el libro viejo que se sienta a esperar en el rincón de la biblioteca, una especie de vestido que está listo pero sin un rehén. El aire que no se siente en una tarde soleada, un reloj sin cuerdas, un mar de dudas. El displacer de no decir nada y a la vez todo, la inseguridad de no querer ser querido, la espera de lo inevitable. Somos ese "algún día" que nunca de concretó. Esa combinación perfecta de poder, y pensar que no. La resistencia del orgullo, la barrera y el silencio, la prohibición de la conciencia. Somos la decisión que nunca se tomó, el sueño que se abandonó, la lucha que se perdió. Somos como una rosa marchita, como un cuento de viejas, como ilusión de adolescente. Una materia previa, un sin fin de excusas, una búsqueda implacable. Somos la personalidad bipolar, la histeria joven, el llanto del niño. Lo que nunca se dijo, lo que todos sabemos. Evasión del miedo, dolor sin síntoma, sabor a anestesia. Somos lo que vemos a los ojos, lo que escuchan nuestros oídos, lo que niega el corazón. Somos nada, a la vez todo. Esa extraña sensación de una batalla sin lucha, de una vida sin tiempo. Esperanza sin promesas, te quiero sin palabras. Un camino sin huellas, un teatro sin pueblo, una guardia en alto. Instrumento sin maestro, fútbol sin Diego, un mundo sin cielo. Una mujer sin convicciones, un cobarde que no sabe ganar. Somos lo que nunca se dio lo que tal vez nunca se dará. Sin embargo acá me tenes, porque sin vos no somos y yo, quiero un mundo con vos.